El fuerte descenso del tráfico en la ciudad de Valencia, cifrado en un 16%, ha contribuido de forma determinante a la reducción global de las emisiones de CO2 a la atmósfera, que entre los años 2009 y 2010 ha caído un 8%.
Así lo aseguró ayer la concejala del Ciclo Integral del Agua y Cambio Climático,
Mª Àngels Ramón-Llin, que se ha marcado como objetivo conseguir una reducción
del 20% antes del año 2020, una cifra más ambiciosa de la que se fijó en el
"Pacto de los Alcaldes por una Energía Sostenible", firmado hace tres años en
Bruselas.
El términos globales, el tráfico provoca el 39 % de las emisiones
de CO2 a la atmósfera en la ciudad de Valencia. Otro 21% aportan, cada uno, las
viviendas y los servicios. Las administraciones generan el 12% y la industria y
los residuos contribuyen en un 4 y un 3 por ciento respectivamente.
Para
reducirlos, la Concejalía del Ciclo Integral del Agua puso en marcha un Plan de
Acción de la Energía Sostenible del que deben rendirse cuentas cada dos años. Y
el primer balance habla de una reducción global de las emisiones de un 8 %, casi
la mitad de lo previsto hasta 2020.
La mayor reducción se ha producido en el
apartado de transportes, donde la caída de las emisiones ha sido del 18 %, muy
en consonancia con la reducción misma del tráfico rodado, que ha sido del 16
%.
Para Ramón Llin, la causa de este descenso hay que buscarla en medidas de
sostenibilidad como el uso de la bicicleta y la implantación de "Valenbisi", que
ha llegado ya a los 100.000 usuarios y ha quitado coches de las calles. También
podría haber contribuido a ello el hecho de que toda la flota de autobuses de la
EMT utilicen combustibles no contaminantes. Pero no pudo evaluar, sin embargo,
el efecto que en esta reducción del tráfico ha tenido la crisis, pues se trata,
a su juicio, de una "valoración subjetiva". "Los datos reales son estos", dijo
la concejala, quien apreció, en cualquier caso, el hecho de que la reducción de
emisiones esté dos puntos por encima de la del tráfico.
Del resto de
apartados, la mayor reducción se ha producido en los residuos (-11%),
administraciones (-2%) y servicios (-1%), mientras que la única subida (+2%) se
ha atribuido a las viviendas, sobre todo por el elevado consumo de combustibles
fósiles, no por el incremento en el gasto de energía, precisó Ramón-Llin.
La
concejala también explicó que en estos "satisfactorios resultados" no ha tenido
nada que ver el polémico cambio de emplazamiento de las estaciones medidoras de
la contaminación, algunas de las cuales pasaron de estar en puntos de máxima
circulación a jardines. Según precisó la Delegación del Cambio Climático, estas
estaciones no miden el CO2, sino "otros gases nocivos para la salud como por
ejemplo las partículas volátiles, el ozono, PC10, etc".
Mª Àngels Ramón-Llin
quiso destacar el hecho de que en los dos primeros años de aplicación del Plan
de Acción de la Energía Sostenible se haya alcanzado casi la mitad de los
objetivos marcado para 2020. Hasta entonces habrá que reducir el 12% restante,
un objetivo que desde el ayuntamiento se ve factible no sólo por los resultados
de 2009 y 2010, a los que hace referencia este primer informe, sino por los que
probablemente aportará el año 2011, que aún no son definitivos pero que apuntan
en la misma dirección de los dos anteriores.