Mediante una onda acústica generada con un smartphone podemos generar fluctuaciones de presión a medida que las partículas del medio (aire) se comprimen (en zonas de alta presión) y se expanden (en zonas de baja presión). Estas fluctuaciones de presión son las que realmente detecta el oído humano y se interpretan como sonido. En el vídeo se muestra como estas ondas de presión son capaces de desplazar pequeños objetos o apagar la llama de una vela.